jueves, diciembre 04, 2008

Esta noche.....

Esta noche he llorado. He llorado un mar entero hasta quedarme sin lágrimas. La sal, ha dejado a lo largo de mi cara numerosos surcos como pequeñas cicatrices de ilusiones y sensaciones perdidas. De sentimientos que de tanto crecer se desbordaron hasta quedar en nada. Todo demasiado rápido, el vértigo se cobró su precio.
He llorado porque sé que mañana todo será diferente. Nada habrá cambiado, pero todo será diferente.
Volverá a salier el sol y la gente comenzará a despertar como cada día. Pero yo tengo la certeza de que una parte de mí permanecerá dormida, tal vez muerta. Para siempre. Por siempre. Y ya son varias, quizás demasiadas las que he perdido.
Como a la mujer de Lot, me han advertido que no hay que mirar hacia atrás, pero yo siempre lo hago, convirtiéndome es estatua de sal invariablemente, conscientemente una y otra vez.
La última vez , alguien vino a rescatarme, esta vez he perdido la esperanza y lo que es peor, las ganas.
Ojala me dejasen descansar para siempre como estatua, por siempre contemplando los cielos tormentosos, esperando que comience la lluvia para deshacerme poco a poco, sin ruido, sin dolor.
¿De que sirve luchar, levantarse una y otra vez si sabes de antemano que estas condenado al fracaso?.
Esta noche me he hecho una promesa a mi mismo, este será mi último momento de debilidad, el último....mi otro yo, el que vive en el sótano, permanecerá encerrado para siempre.

Lo siento, no estas preparado para este mundo.

martes, diciembre 02, 2008

Como decia ayer....

Ayer comentaba en un post mi extraña forma de disfrutar de las cosas, de enrocarme en mis sentimientos y muchas veces en mi desasosiego. Es difícil explicar esto con palabras pero tal vez una anécdota pueda ayudarme a hacerlo.

Me tendría que remontar a mi época del instituto, cuando cursaba 3º de BUP y tenía 17 o 18 años. Salía con una chica un par de años menor que yo llamada Raquel. He de decir que por aquel entonces, yo era bastante resultón y levantaba algunas pasiones por el instituto…..aunque tampoco he entendido nunca la razón, y os juro que no es falsa modestia.

El caso es que nuestra relación tampoco marchaba demasiado bien y empezábamos a estar en declive cuando un día, sin saber exactamente como pasó (que es tal y como sucede siempre) vi por primera vez a Azucena. Azucena era una chica rubia, con unos ojos de color miel preciosos y una sonrisa encantadora que podía fundir los plomos de cualquiera sin esforzarse demasiado. Evidentemente, me enamoré de ella en ese mismo instante. Sólo había un pequeño problema: ella tenía novio (Txema) y yo todavía tenía pareja.

Azucena estaba en una clase en la misma planta que yo y a partir de aquel día, me dediqué a seguirla con la mirada de forma descarada desde que aparecía por el principio del pasillo hasta que se perdía al final por la escalera. Esto sucedía tres o cuatro veces cada día… Ella al principio ni se daba cuenta de mi existencia, pero poco a poco, comenzó también a dirigirme miradas de soslayo lo cual empezó a provocar esos nudos en mi estómago y esos temblores en todo mi cuerpo de los que hablaba en mi post de ayer.
Con el paso del tiempo, y pudieron ser semanas, ella también empezó a mirarme fija y descaradamente al pasar por delante mío e incluso a veces nos sonreíamos. Empecé a sentir ansiedad por que sonara el timbre marcando el final de las clases para poder salir el pasillo a verla. Aquella situación para mi era el no va más, los sentimientos que me provocaba eran incontrolables pero nunca le dirigí una sola palabra. Prefería seguir con aquel juego, era mucho mejor que intentar poseerla y perder toda la magia y las sensaciones que implicaba aquella situación. Quería acaparar toda aquella tensión dentro de mí y que no pasara nada que pudiera hacer que se redujera. En cierta forma estaba seguro que ella sentía algo por mí, pero dudaba que ser correspondido me hiciese más feliz que aquella situación. Puede que fuese una postura egoísta.

Siguió pasando el tiempo y cuando llegó el fin de curso, yo todavía salía con Raquel y ella seguía con Txema. Como cada año, se hizo una fiesta para celebrar el final de las clases en la sala de actos y yo fui con mis amigos Roberto y Agustín. Raquel no pudo venir porque tenía cita con el dentista.
Pasaron un par de horas y al cabo de un cierto tiempo, lo recuerdo como si hubiese pasado ayer, empezaron a pinchar canciones lentas (jamás he entendido porque ahora ya no se ponen) y cuando comenzó la canción de Mecano “Hijo de la Luna”, Azucena vino hacia donde estábamos nosotros y me preguntó si quería bailar. Aunque viviese mil vidas nunca aprenderé las suficientes palabras como para poder explicar lo que sentí en ese preciso instante……..porque desde que la vi a lo lejos, tuve la certeza de que venía a por mí.
Como no podía ser de otra manera, acepté inmediatamente y comenzamos a bailar abrazados acompasando nuestras respiraciones y los movimientos de nuestros cuerpos y sin intercambiar ni una sola palabra. Al cabo de tres o cuatro canciones durante las cuales fui la persona más feliz sobre la faz de la tierra, nos separamos un momento, nos besamos una única vez mirándonos a los ojos sonriendo y cada uno siguió por su lado. A pesar de que teníamos todos los números para que entre nosotros se iniciase una relación, desde aquel momento no nos volvimos a ver porque tanto ella como yo cambiamos de instituto y nuestras vidas se separaron.
Sin embargo, a pesar de los años, este es un recuerdo que guardo con especial cariño porque creo que refleja exactamente mi forma de ser y de sentir las cosas y sobre todo, me ayuda a entender mejor porqué motivo a veces, la gente actúa de una forma que nos puede parecer inexplicable desde fuera.
No penséis que esta es una historia aislada en mi vida, normalmente nunca he dado el primer paso y me he limitado a guardar mis sentimientos para mí, sacándolos de vez en cuando del sótano únicamente para provocar esas descargas de adrenalina en mi cuerpo. Para mi era suficiente. Puede que esto lo haya hecho siempre por egoísmo, aunque nunca lo había visto de este modo, pero prefiero pensar, como dice Virginio y como ya comenté ayer, que soy un romántico y que necesito la tragedia para sentirme vivo.

lunes, diciembre 01, 2008

El amor, la pasión y otras enfermedades

El primer síntoma es un nudo en el estómago que no te deja apenas respirar. Posteriormente, desde ese punto va subiendo por el cuerpo una sensación de cosquilleo hasta tu cabeza que es especialmente sensible a la altura del corazón.
Luego, cuando tu teléfono móvil o tu correo te avisan de que tienes un mensaje (antiguamente era cuando recibías una carta, pero eso ya apenas se usa) vas notando como la adrenalina va recorriendo todas tus venas y tus brazos y tus pierna y tu cuerpo en general, comienzan a temblar sin razón aparente.

Ante este hecho hay dos tipos de actuaciones:

Unos se abalanzan e inmediatamente abren el sms o el mail y lo devoran ávidos de su contenido saciándose inmediatamente con el mismo y respondiendo compulsivamente.

Otros se quedan pensando en el hecho en sí, porque lo importante, normalmente, no es lo que dice el mensaje, si no lo que significa.

Yo personalmente, debo de confesar que soy del segundo tipo, de los que lo leen y lo releen y piensan ¿como hemos llegado hasta aquí?. Que suerte la mía!!!, el mundo ha girado miles de millones de veces y al final, en el penúltimo giro me ha acercado a alguien que ni tan solo hubiese imaginado que existía.

En general, la gente tiende a confundir esto con el amor, pero yo creo que el amor es otra cosa, es el poso que queda con los años de todo lo vivido una vez que acaba la pasión. Es algo que se construye día a día en lugar de quemarse.

Por que sí, esto es pasión, no es amor.

El amor es un sentimiento más tranquilo, con más experiencia. Sin embargo, la pasión es una droga que te hace ver la vida de una forma muy diferente y que te permite afrontar cualquier problema con la mejor de tus actitudes y con el total convencimiento de que puedes conseguir todo aquello que te propongas.
Por eso, es la pasión lo que todo el mundo busca a diario, esa sensación que te devuelva a aquel momento en el que eras capaz de todo, esa certeza de que simplemente con el más mínimo roce entre esa otra persona y tu, se encenderá un fuego capaz de devorar cualquier cosa que se ponga por delante y acabareis fundidos como si fuerais una sola persona y exhaustos. Porque la pasión también entiende de sexo, intensificándolo de tal forma que hace que te olvides de tener hambre o sed e incluso enmascara cualquier otra necesidad de las que se consideran básicas. Y es esto lo que te hace sentirte más vivo cada día.

El resto no importa, el resto es secundario.

Y aquí encontramos el principal inconveniente de una pasión descontrolada, que a veces genera dolor a su alrededor y que ese fuego consume cosas que ha costado mucho tiempo construir y que de repente, boum, vuelan por los aires y se desvanecen como si nunca hubieran existido.
Por eso, lo realmente difícil es encontrar el equilibrio entre la dos cosas de forma que el fuego no te devore o, si lo hace, al menos no perjudique a nadie de los que tienes a tu alrededor.
Por eso lo que hoy es pasión, mañana puede convertirse en ansiedad si no eres correspondido o en añoranza cuando la pasión misma se transforma en amor y eso no es suficiente para nosotros.

Hoy, un buen amigo, me ha mandado el siguiente mensaje:

"En la vieja tradición romántica, en su más puro sentido, no hay vida sin tragedia."

Y tiene toda la razón, existe mucha gente que busca la pasión en lugar del amor, como medio de alcanzar la tragedia para poder volverse a sentir viva otra vez.

Porque, a pesar de todo ¿quien es capaz de renunciar a la pasión y a todos estos sentimientos?

Con cariño para mi amigo (no voy a poner el nombre)
adopt your own virtual pet!
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