lunes, diciembre 01, 2008

El amor, la pasión y otras enfermedades

El primer síntoma es un nudo en el estómago que no te deja apenas respirar. Posteriormente, desde ese punto va subiendo por el cuerpo una sensación de cosquilleo hasta tu cabeza que es especialmente sensible a la altura del corazón.
Luego, cuando tu teléfono móvil o tu correo te avisan de que tienes un mensaje (antiguamente era cuando recibías una carta, pero eso ya apenas se usa) vas notando como la adrenalina va recorriendo todas tus venas y tus brazos y tus pierna y tu cuerpo en general, comienzan a temblar sin razón aparente.

Ante este hecho hay dos tipos de actuaciones:

Unos se abalanzan e inmediatamente abren el sms o el mail y lo devoran ávidos de su contenido saciándose inmediatamente con el mismo y respondiendo compulsivamente.

Otros se quedan pensando en el hecho en sí, porque lo importante, normalmente, no es lo que dice el mensaje, si no lo que significa.

Yo personalmente, debo de confesar que soy del segundo tipo, de los que lo leen y lo releen y piensan ¿como hemos llegado hasta aquí?. Que suerte la mía!!!, el mundo ha girado miles de millones de veces y al final, en el penúltimo giro me ha acercado a alguien que ni tan solo hubiese imaginado que existía.

En general, la gente tiende a confundir esto con el amor, pero yo creo que el amor es otra cosa, es el poso que queda con los años de todo lo vivido una vez que acaba la pasión. Es algo que se construye día a día en lugar de quemarse.

Por que sí, esto es pasión, no es amor.

El amor es un sentimiento más tranquilo, con más experiencia. Sin embargo, la pasión es una droga que te hace ver la vida de una forma muy diferente y que te permite afrontar cualquier problema con la mejor de tus actitudes y con el total convencimiento de que puedes conseguir todo aquello que te propongas.
Por eso, es la pasión lo que todo el mundo busca a diario, esa sensación que te devuelva a aquel momento en el que eras capaz de todo, esa certeza de que simplemente con el más mínimo roce entre esa otra persona y tu, se encenderá un fuego capaz de devorar cualquier cosa que se ponga por delante y acabareis fundidos como si fuerais una sola persona y exhaustos. Porque la pasión también entiende de sexo, intensificándolo de tal forma que hace que te olvides de tener hambre o sed e incluso enmascara cualquier otra necesidad de las que se consideran básicas. Y es esto lo que te hace sentirte más vivo cada día.

El resto no importa, el resto es secundario.

Y aquí encontramos el principal inconveniente de una pasión descontrolada, que a veces genera dolor a su alrededor y que ese fuego consume cosas que ha costado mucho tiempo construir y que de repente, boum, vuelan por los aires y se desvanecen como si nunca hubieran existido.
Por eso, lo realmente difícil es encontrar el equilibrio entre la dos cosas de forma que el fuego no te devore o, si lo hace, al menos no perjudique a nadie de los que tienes a tu alrededor.
Por eso lo que hoy es pasión, mañana puede convertirse en ansiedad si no eres correspondido o en añoranza cuando la pasión misma se transforma en amor y eso no es suficiente para nosotros.

Hoy, un buen amigo, me ha mandado el siguiente mensaje:

"En la vieja tradición romántica, en su más puro sentido, no hay vida sin tragedia."

Y tiene toda la razón, existe mucha gente que busca la pasión en lugar del amor, como medio de alcanzar la tragedia para poder volverse a sentir viva otra vez.

Porque, a pesar de todo ¿quien es capaz de renunciar a la pasión y a todos estos sentimientos?

Con cariño para mi amigo (no voy a poner el nombre)
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