Mis aventuras en bici
La semana pasada, después de pensarlo durante algún tiempo, me decidí a coger la bici por la ciudad y empezar a ir a trabajar en ella en lugar de hacerlo andando. Lo que viene a continuación es la cantidad de historias que te pueden pasar si te aventuras a hacer lo mismo que yo.
Lo primero de todo es repasar el equipo: bien, ya tengo la bici (importante), tengo unos guantes para no despellejarme las manos si me caigo, un par de candado para que no me la roben y ¿que narices más me falta????
Bueno, bueno vamos a ver, me tengo que comprar un casco (aunque el pelo ya amortigua lo suyo), unas gafas de sol (esos malditos plataneros no paran de soltar porquería) y supongo que no estaría mal comprarme una mochila para llevar todos estos trastos. Pero bueno, eso ya lo haré más adelante.
A las ocho de la mañana cojo la bici y trato de meterla en el ascensor, pero no cabe!!!!!. Bueno no pasa nada la bajo por las escaleras y ya está. Me cuelgo la bolsa del gimnasio en la espalda, me pongo los guantes, me subo a la bici y empiezo a bajar hacia el trabajo.
No recordaba que el p.... sillín fuese tan duro, puede que en la lista de cosas a comprar haya que añadir una funda de silicona para el sillín. Como es cuesta abajo, no tengo que pedalear apenas pero la mayoría de calles que cojo son en contra dirección y circulo por las aceras, por fortuna a esa hora no hay casi nadie.
Al doblar la primera esquina, un jodido perro sale corriendo junto a mí ladrando como un poseso y con intenciones de morderme, suerte que es un pequinés y no asusta demasiado. Aún así estoy por darle una patada....
Me cruzo con algunos otros ciclistas que me sonríen al pasar quizás diciéndome: Hace algunos meses yo estaba así también, un poquito acoj....do
Después de 15 minutos de bajada llego a la puerta del trabajo. Veamos, ¿dónde narices ato la bici para que no me la roben?.....Afortunadamente hay un par de farolas delante de la puerta.
Me quito los guantes y engancho uno de los candados a la rueda de atras, al cuadro y a la farola y el otro a la rueda delantera. Ah, se me olvidaba!!! me voy a llevar el sillín por si a algún gracioso se le ocurre quitármelo......
Después de mis ocho horitas de trabajo diario, me dispongo a volver a casa. Por primera vez me doy cuenta de que me esperan 20 minutos (como mínimo) de subida contínua y que el último tramo debe ser lo más parecido a los Pirineos que exista en esta ciudad...
Bueno, no hay problema, subo hacia la Sagrada Familia, donde tengo que esquivar un par de turistas o tres que estan haciendo las fotos justo en medio del carril bici (yo tampoco recuerdo haberlo visto cuando iba de peatón), luego giro por la Av Gaudí que es peatonal y que hace ligera subida hasta el Hospital de San Pablo.
Y a partir de ahí, el Everest. Comienzo a pedalear por la cuesta intentnado acordarme de la teórica: ¿Debo poner el palto grande y el piñon pequeño o era al revés?. Al final decido que paso de teórica y que lo lógico es ir cambiando hasta que encuentre una combinación con la que llegue cómodo. Los últimos 100 metros son de una subida especialmente fuerte lo cual, unido al calor hace que comience a sudar bastante. Por fin he llegado al final, ¡hogar, dulce hogar!.
Cuando bajo de la bici, creo que no siento las piernas, y aún tengo que subir la bici por las escaleras...menos mal que es solo hasta el entresuelo. Abro la puerta y dejo la bici en la habitación. Dios, estoy empapado!!!!! Bueno, una duchita, el pijama, a leer un rato y a cenar. Al final, cuando me voy a la cama lo ultimo que piensa es ¿la volveré a coger mañana?
Acepto apuestas......
Lo primero de todo es repasar el equipo: bien, ya tengo la bici (importante), tengo unos guantes para no despellejarme las manos si me caigo, un par de candado para que no me la roben y ¿que narices más me falta????
Bueno, bueno vamos a ver, me tengo que comprar un casco (aunque el pelo ya amortigua lo suyo), unas gafas de sol (esos malditos plataneros no paran de soltar porquería) y supongo que no estaría mal comprarme una mochila para llevar todos estos trastos. Pero bueno, eso ya lo haré más adelante.
A las ocho de la mañana cojo la bici y trato de meterla en el ascensor, pero no cabe!!!!!. Bueno no pasa nada la bajo por las escaleras y ya está. Me cuelgo la bolsa del gimnasio en la espalda, me pongo los guantes, me subo a la bici y empiezo a bajar hacia el trabajo.
No recordaba que el p.... sillín fuese tan duro, puede que en la lista de cosas a comprar haya que añadir una funda de silicona para el sillín. Como es cuesta abajo, no tengo que pedalear apenas pero la mayoría de calles que cojo son en contra dirección y circulo por las aceras, por fortuna a esa hora no hay casi nadie.
Al doblar la primera esquina, un jodido perro sale corriendo junto a mí ladrando como un poseso y con intenciones de morderme, suerte que es un pequinés y no asusta demasiado. Aún así estoy por darle una patada....
Me cruzo con algunos otros ciclistas que me sonríen al pasar quizás diciéndome: Hace algunos meses yo estaba así también, un poquito acoj....do
Después de 15 minutos de bajada llego a la puerta del trabajo. Veamos, ¿dónde narices ato la bici para que no me la roben?.....Afortunadamente hay un par de farolas delante de la puerta.
Me quito los guantes y engancho uno de los candados a la rueda de atras, al cuadro y a la farola y el otro a la rueda delantera. Ah, se me olvidaba!!! me voy a llevar el sillín por si a algún gracioso se le ocurre quitármelo......
Después de mis ocho horitas de trabajo diario, me dispongo a volver a casa. Por primera vez me doy cuenta de que me esperan 20 minutos (como mínimo) de subida contínua y que el último tramo debe ser lo más parecido a los Pirineos que exista en esta ciudad...
Bueno, no hay problema, subo hacia la Sagrada Familia, donde tengo que esquivar un par de turistas o tres que estan haciendo las fotos justo en medio del carril bici (yo tampoco recuerdo haberlo visto cuando iba de peatón), luego giro por la Av Gaudí que es peatonal y que hace ligera subida hasta el Hospital de San Pablo.
Y a partir de ahí, el Everest. Comienzo a pedalear por la cuesta intentnado acordarme de la teórica: ¿Debo poner el palto grande y el piñon pequeño o era al revés?. Al final decido que paso de teórica y que lo lógico es ir cambiando hasta que encuentre una combinación con la que llegue cómodo. Los últimos 100 metros son de una subida especialmente fuerte lo cual, unido al calor hace que comience a sudar bastante. Por fin he llegado al final, ¡hogar, dulce hogar!.
Cuando bajo de la bici, creo que no siento las piernas, y aún tengo que subir la bici por las escaleras...menos mal que es solo hasta el entresuelo. Abro la puerta y dejo la bici en la habitación. Dios, estoy empapado!!!!! Bueno, una duchita, el pijama, a leer un rato y a cenar. Al final, cuando me voy a la cama lo ultimo que piensa es ¿la volveré a coger mañana?
Acepto apuestas......